« No fue una noticia que alegrara al resto del vestuario», Murray habla de su colaboración con Mauresmo y el sexismo en el tenis
Ahora retirado, Andy Murray fue uno de los jugadores más destacados del tenis en las últimas dos décadas. Campeón con una mentalidad excepcional, el ex número 1 mundial era conocido tanto por su extraordinaria resiliencia en la pista como por los numerosos títulos que ganó (46 en total en individuales entre 2006 y 2019).
A lo largo de su carrera, Murray luchó por los derechos de las mujeres en el deporte, especialmente en el tenis. De hecho, trabajó durante varios años con Amélie Mauresmo (entre 2014 y 2016).
En las últimas horas, ha recordado un episodio que dio mucho de qué hablar en su época como jugador. En una rueda de prensa, corrigió a un periodista que hizo comentarios sobre el tenis estadounidense, que ya no brillaba en los grandes torneos, al menos en la categoría masculina.
Murray, que acababa de caer en cuartos de final de Wimbledon en 2017 ante Sam Querrey, fue preguntado sobre el hecho de que este era el primer jugador estadounidense (en el cuadro masculino) en alcanzar las semifinales de un Grand Slam desde 2009.
Antes incluso de que terminara la pregunta, el triple ganador de Grand Slam lo interrumpió respondiendo "Male player" (jugador masculino), en referencia a la falta de reconocimiento hacia el cuadro femenino, ya que Serena Williams, por mencionar solo a una, seguía siendo dominante en los Grand Slams en la categoría femenina.
"El periodista me hizo una pregunta sobre el tenis estadounidense, que estaba pasando por un momento difícil. Era 2017. En ese momento, si mirabas lo que había ocurrido en los últimos quince o veinte años, Serena Williams había ganado más Grand Slams que nadie.
Probablemente estábamos en la mejor época de la historia del tenis femenino estadounidense, pero era como si todo se hubiera olvidado. En ese momento, respondí puramente por instinto", aseguró, antes de hablar sobre el sexismo en el mundo del tenis, algo que Murray combatió durante gran parte de su carrera.
"Nunca lo había pensado realmente hasta que contraté a una mujer como entrenadora, en este caso Amélie (Mauresmo). No fue una noticia que alegrara al resto del vestuario ni a mi equipo en aquel momento.
Es fascinante, porque ella había sido número 1 mundial y había ganado varios Grand Slams. Creo que si hubiera sido un exjugador masculino, todos habrían dicho que era una asociación fantástica, pero en este caso provocó la reacción contraria.
Le hice preguntas sobre esto a mi madre, porque nunca antes habíamos tenido conversaciones así. Ella me contó que también había tenido varios problemas, siendo entrenadora en el deporte durante mucho tiempo.
A partir de ahí, me resultó más fácil identificar logros de deportistas mujeres que habían sido ignorados o simplemente olvidados. Por eso pude corregir más a los periodistas cuando cometían errores", explicó el escocés para la revista GQ.