El tenis, nuevo terreno de juego de Arabia Saudí
El reino saudí acelera su ofensiva en el mundo del tenis. Fastuosos torneos de exhibición, asociaciones con la ATP y la WTA y la creación de un Masters 1000 en Riad: la estrategia de soft power deportivo se despliega a gran velocidad.
Entre oportunidad económica y controversia ética, el tenis se convierte en el nuevo terreno de influencia del Golfo.
EL DEPORTE, NUEVA ARMA DEL REINO SAUDÍ
Solo era cuestión de tiempo que Arabia Saudí, ya omnipresente en numerosas disciplinas internacionales, ampliara su influencia al tenis y se convirtiera ahora en un actor clave del calendario, al acoger las WTA Finals, las Next Gen Finals y un Masters 1000 a partir de 2028.
Para entender esta nueva ofensiva, hay que mirar hacia otros deportes. Tras haber transformado su campeonato de fútbol en un escaparate mundial, atrayendo a una superestrella como Cristiano Ronaldo al Al-Nassr, el reino saudí también se ha hecho con clubes de fútbol, como el Newcastle United (Inglaterra), o con la organización de un Gran Premio de Fórmula 1 en la ciudad de Yeda (desde 2021).
Estas iniciativas reflejan una estrategia metódica: hacer del deporte un pilar del soft power saudí. El mismo modelo ya se ha impuesto en el golf, donde el LIV Golf, respaldado por el fondo soberano, compite con el PGA Tour a base de primas colosales, de entre 30 y 100 millones de dólares por participante.
En 2019, Medvedev se embolsa un millón de dólares en pleno mes de diciembre
En el tenis, los inicios se remontan a 2019, con la creación de la Diriyah Tennis Cup. Esta primera exhibición en territorio saudí, organizada en pleno mes de diciembre, ya ofrecía un millón de dólares al ganador. El ruso Daniil Medvedev se impuso entonces en una relativa indiferencia mediática.
Un evento que estaba muy lejos de dejar imaginar que, unos años más tarde, otra competición de formato similar, denominada Six Kings Slam, permitiría al ganador embolsarse una suma seis veces mayor y desempeñar un papel clave dentro de una política de inversión mucho más amplia.
Porque estas inversiones, en todas las disciplinas (fútbol, tenis, golf, deportes de motor), se inscriben en el marco del programa Vision 2030, un vasto plan de transformación económica lanzado por el príncipe heredero Mohammed bin Salman.
Su objetivo: reducir la dependencia del país de los ingresos petroleros, que aún representan cerca del 40 % del producto interior bruto (PIB). Multiplicando estas iniciativas, Arabia Saudí busca transformar su imagen internacional e imponerse como un actor central del mercado deportivo mundial.
EL SIX KINGS SLAM, EL ARMA SAUDÍ PARA EL TENIS MASCULINO
En 2024, nace una nueva exhibición bajo el impulso de la Autoridad General de Entretenimiento (GEA), organismo creado en 2016 y dirigido por Turki Al-Sheikh, cercano a Mohammed bin Salman.
Bautizada Six Kings Slam, la competición aspira a reunir a seis ganadores de torneos de Grand Slam en un formato reducido, disputado en tres días, sin el menor punto ATP en juego, pero con recompensas económicas inéditas.
El concepto es sencillo: seis partidos (dos cuartos de final, dos semifinales, un partido por el tercer puesto y una final) para un espectáculo condensado y altamente lucrativo. El campeón se embolsa un cheque colosal de seis millones de dólares, mientras que cada participante tiene asegurado regresar a casa con 1,5 millones de dólares.
A modo de comparación, los ganadores del US Open 2025 recibieron 5 millones, tras haber ganado siete partidos. En Riad, Alexander Zverev, por su parte, ganó 1,5 millones por 55 minutos en pista.
«Sabemos todos lo que hay en juego»: Sinner, doble ganador del Six Kings Slam
Como era de esperar, el dinero manda y convence. Novak Djokovic, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner participan en las dos primeras ediciones.
Y Sinner lo asume: el dinero es un factor de motivación. «Mentiría si dijera que no hay motivación relacionada con el dinero. Sabemos todos lo que hay en juego. Pero también queremos hacer el deporte más popular aquí», reconocía el italiano ante la prensa.
Unas declaraciones en sintonía con los objetivos de Arabia Saudí: atraer a los actores del deporte mundial gracias a sumas considerables, ofreciendo al mismo tiempo un terreno de juego a la altura de sus expectativas.
Por el contrario, la denominación «Six Kings» pierde coherencia a partir de 2025, puesto que solo tres de los participantes han ganado efectivamente un Grand Slam. Pero poco importa, ya que la prueba gana aún más visibilidad: la plataforma Netflix se ha hecho con los derechos de TV de la exhibición, lo que permite una difusión mucho más global del evento y lo convierte en un verdadero producto de consumo.
A través de esta exhibición tan lucrativa como extravagante, Arabia Saudí ha sentado las bases de su ofensiva en el tenis.
Un escaparate mediático que abre el camino a una estrategia más profunda, impulsada esta vez por el PIF (Fondo de Inversión Pública saudí). Porque es gracias al PIF que Riad teje vínculos sólidos con la ATP y la WTA, imponiéndose poco a poco como un actor ineludible de los circuitos profesionales.
¿HACIA UNA INTEGRACIÓN MAYOR DENTRO DE LOS CIRCUITOS ATP Y WTA?
Si sigues atentamente la temporada tenística, sin duda habrás visto al menos una vez el logo del PIF en las pistas de distintos torneos. Detrás de este misterioso acrónimo se esconde el Fondo de Inversión Pública saudí, creado en 1971 y cuyo papel es invertir en nombre de Arabia Saudí en diversos proyectos.
Pero fue hace poco más de diez años cuando se le autorizó a ampliar su cartera. Sin dudarlo, el PIF dio el salto hacia la ATP y la WTA, con el fin de hacerse un lugar en el mundo del tenis.
La ofensiva saudí se concretó en 2024: el PIF se convirtió en socio de las clasificaciones ATP y WTA, rebautizadas ahora como «PIF ATP Rankings» y «PIF WTA Rankings». Este contrato incluye también la presencia del fondo como patrocinador en varios torneos importantes: Indian Wells, Miami, Madrid y Pekín.
Las negociaciones con la ATP no se detuvieron ahí: el organismo del circuito masculino confirmó la organización de un Masters 1000 en Arabia Saudí a partir de 2028.
«Arabia Saudí ha demostrado su compromiso con el mundo del tenis, no solo en el plano profesional, sino en términos de desarrollo a todos los niveles», declaró Andrea Gaudenzi, presidente de la ATP, en el momento de la oficialización de este décimo Masters 1000.
Un programa de apoyo para las jugadoras que deseen ser madres
En el lado de la WTA, el Masters femenino, competición que reúne a las mejores jugadoras de la temporada, se organiza ahora en Riad, y así será hasta 2026. Y en el mes de junio, el PIF anunció la puesta en marcha de un programa de apoyo para las jugadoras que deseen formar una familia, que incluye un permiso de maternidad remunerado de 12 meses, un ranking protegido al regresar a la competición y ayuda logística para los programas de fertilidad.
Una iniciativa ambiciosa, pero paradójica: estos avances en favor del tenis femenino tienen lugar en un país donde los derechos de las mujeres siguen fuertemente controlados.
Si bien las saudíes tienen ahora derecho a obtener un pasaporte y viajar sin la autorización de un tutor masculino a partir de los 21 años, el sistema de tutela no ha sido totalmente abolido. La ONG Amnistía Internacional recuerda que las mujeres todavía deben, en algunos casos, obtener el permiso de un hombre para casarse, divorciarse o acceder a determinados cuidados de salud.
A pesar del levantamiento de la prohibición de conducir (en 2018) o de los avances en el mundo laboral —el 36 % de las saudíes estaban presentes en el mercado de trabajo en 2024 según el World Economic Forum (WEF)—, muchas reformas siguen siendo simbólicas, dado que la figura del tutor continúa ejerciendo una influencia determinante sobre la vida jurídica y social de las mujeres.
Sin embargo, algunas jugadoras se muestran entusiastas. Coco Gauff, tras su triunfo en las WTA Finals el año pasado, confesaba: «He pasado una estancia estupenda, ha sido más divertido de lo que imaginaba. Estoy muy honrada de haber ganado el primer torneo de tenis femenino en Arabia Saudí».
Otras, como Taylor Townsend, van más allá: «Espero que la gente deje de creer que las mujeres son maltratadas allí. Es solo otra forma de vivir, ni peor ni mala, solo diferente».
Para estos dos organismos rectores del tenis (ATP y WTA), los recursos ofrecidos por el PIF resultan atractivos y permiten garantizar una estabilidad inédita. En el circuito, el debate hace estragos entre partidarios, seducidos por este nuevo actor, y escépticos.
ENTRE SEDUCCIÓN Y DESCONFIANZA: EL TENIS EN UNA ENCRUCIJADA
La presencia de Arabia Saudí en el mundo del tenis y del deporte en general no deja a nadie indiferente. Las opiniones se dividen entre partidarios declarados y escépticos preocupados por la influencia saudí.
Rafael Nadal, auténtica leyenda del juego, abrió el camino al convertirse en embajador de la Federación Saudí de Tenis (STF) en enero de 2024.
«Dondequiera que mires en Arabia Saudí, ves crecimiento y progreso y estoy feliz de formar parte de ello», declaró primero el hombre con más títulos en Roland Garros, antes de añadir: «Quiero ayudar a que (el tenis) se desarrolle en todo el mundo y hay un verdadero potencial en Arabia Saudí».
Este compromiso a «largo plazo» se traduce principalmente en la creación de una academia con su nombre en territorio saudí, donde el español se ha comprometido a acudir varias veces al año.
Otros nombres muy conocidos del circuito se han convertido por su parte en embajadores del PIF: Matteo Berrettini, Paula Badosa y Arthur Fils se han unido a este proyecto en los últimos doce meses, con el fin de contribuir al desarrollo del tenis a un nivel más global.
«Compartimos los mismos valores, es decir, hacer progresar el tenis y crear oportunidades para todos», afirmaba Badosa en su comunicado, mientras que Fils, rostro del tenis francés, mencionaba su «orgullo de unirse a la familia del PIF y de representar a las próximas generaciones».
“Es obviamente un país controvertido. He elegido no ir por ahora”, Casper Ruud, 12º del mundo
Unos discursos comedidos que contrastan con las palabras de Andy Murray. El ex nº 1 mundial criticó el año pasado el Six Kings Slam y su vídeo promocional: «No es una película que vayas a ver, es una exhibición de tenis de la que a nadie le importa nada».
Una postura clara por parte del británico, que siempre ha rechazado jugar en Arabia Saudí. Casper Ruud también había confesado su incomodidad: «Es obviamente un país controvertido. He elegido no ir por ahora, pero parece inevitable que se vuelvan importantes en el tenis».
Pero la gran mayoría del circuito, siguiendo el ejemplo de Alexander Zverev, prefiere adoptar una posición más neutra: «No soy político. Si hay un Masters 1000 en Arabia Saudí, participaré en él», antes de comparar con otras pruebas que se disputan en los países del Golfo: «Hay torneos en Doha o Dubái desde hace 30 años, no creo que haya habido problemas».
Opiniones que muestran hasta qué punto la presencia de Arabia Saudí fractura el mundo del tenis, entre las convicciones de algunos y las oportunidades financieras para otros. Por ahora, nada parece capaz de frenar la progresión del reino, que cada año aumenta su influencia sobre la ATP y la WTA.
MILLONES EN LA PISTA, INTERROGANTES FUERA DE ELLA: LA APUESTA SAUDÍ POR EL TENIS
Arabia Saudí no ha terminado de extender su influencia sobre el tenis mundial. Entre ambiciones económicas y diversas estrategias de inversión, el reino se impone como un actor imprescindible del deporte global.
En un mundo en el que el deporte se utiliza como instrumento de poder diplomático, el tenis entra a su vez en esta dimensión. El futuro dirá si esta estrategia de inversiones masivas dejará una huella duradera en el tenis o no será más que un simple paréntesis.
WTA Finales 
Next Gen ATP Finals 
Six Kings Slam 
