Calvario de las lesiones y falta de dinero: la doble pena de los tenistas lejos de las estrellas del Top 100
Calvario de las lesiones y falta de dinero: la doble pena de los tenistas lejos de las estrellas del Top 100
Como cualquier trabajador autónomo, un jugador de tenis solo puede contar consigo mismo para aspirar a obtener ingresos. A diferencia de un deportista de equipo, un tenista no percibe un salario fijo mensual y disfruta, por tanto, de una seguridad financiera mucho menor.
En caso de lesión, además de la interrupción de la progresión deportiva y de la cuestión de la recuperación, surge un gran problema económico. Si esto no tiene necesariamente un gran impacto para un jugador miembro del Top 50, que aun así podrá contar con sus patrocinadores y con ciertas reservas económicas, las repercusiones son muy distintas para los jugadores fuera del Top 100.
Además del impacto financiero, una lesión puede afectar en gran medida la moral del jugador. Especialmente en el caso de un jugador sin garantía de ingresos, que podría llegar a cuestionar su carrera y los riesgos asumidos.
LOS MÚLTIPLES PROBLEMAS QUE PLANTEA UNA LESIÓN
¿Cómo ocuparse durante una lesión? ¿Cómo mantenerse en forma para facilitar el regreso una vez recuperado? ¿Se recuperará el cuerpo al 100 %? ¿Cómo salir adelante económicamente cuando no se vislumbra ninguna entrada de dinero en los próximos seis meses?
Son muchas las preguntas que puede hacerse un jugador, particularmente en el aspecto financiero si está clasificado fuera del Top 100 y, más aún, si está fuera del Top 200. Puesto que no participa en los cuadros principales de los Grand Slams (que son los torneos más lucrativos), la financiación, muy costosa, de una temporada constituye para él un problema mayor.
Para responder a esta problemática, la ATP lanzó el programa «Baseline» a finales de 2023. Este tiene como objetivo garantizar un ingreso mínimo a los jugadores miembros del Top 250, con el fin de asegurarles cierta seguridad presupuestaria. En caso de lesión, quedarán protegidos financieramente. Como explicaba el diario L’Équipe en el momento del lanzamiento de este programa, un jugador que dispute menos de 9 torneos ATP o Challenger durante una temporada a causa de una lesión percibiría 200 000 dólares si es miembro del Top 100, 100 000 dólares si está clasificado entre el puesto 101 y el 175, y 50 000 dólares si se sitúa entre el 176 y el 250.
Pero los jugadores denuncian cada vez más lesiones en el mundo profesional, señalando unas condiciones de juego cada vez más difíciles para su cuerpo y demasiado exigentes físicamente. La velocidad de las pelotas, así como la de las pistas, son los factores más mencionados. La ralentización global del juego en estos últimos años conlleva una exigencia mayor y representa un desafío físico cada vez más importante.
LUCHAR CONTRA LAS LESIONES Y LA FRUSTRACIÓN, EL EJEMPLO DE JOHN MILLMAN
Para poder jugar y vivir de su pasión, los sacrificios resultan necesarios y muchos jugadores no dudan en hacerlos. Desgraciadamente, estos sacrificios pueden tener repercusiones que no han perdonado a algunos.
En una entrevista concedida al medio ABC, John Millman, ex número 33 del mundo, reveló que había llegado a cuestionar su futuro en el tenis en 2014 tras una operación de hombro que le apartó de las pistas durante 11 meses.
Sin embargo, en 2013 estaba a las puertas del Top 100 y esa lesión vino a barrer sus esperanzas a corto plazo. Declaró: «Con estas lesiones, hay que volver a empezar desde cero. Es difícil. Es difícil financieramente. Es difícil físicamente. Es difícil mentalmente. Pero lo haces. Y atraviesas todas esas pruebas en la rehabilitación, haces todo eso por algo como esto (el Top 100, al que consiguió acceder a su regreso). Todo se vuelve un poco más gratificante.» En el plano económico, el australiano trabajó en una oficina durante su lesión, como una persona normal, un horario de «9h-17h», como decía.
«En mi cabeza, el objetivo era el Top 100. Esa cifra me hacía feliz»
En una entrevista concedida a la ATP en 2019, Millman resumió las lesiones que había sufrido en su carrera: «Me sometí a dos operaciones de hombro y otra en la ingle. Mi recorrido ha sido bastante caótico. Mi primera operación fue en el hombro, a los 18 años. A pesar de ello, siempre tuve sed de victoria y esas ganas de ganar.
Mi siguiente lesión fue determinante para mi carrera. Sentía que había alcanzado una buena clasificación, creo que estaba alrededor del puesto 130 y realmente pensaba que tenía el nivel para dar un paso adelante.
En mi cabeza, el objetivo era el Top 100. Esa cifra me hacía feliz. Estar tan cerca de la meta, y luego esa pesada operación de hombro que te obliga a empezar de cero. A mi regreso, hice una gira por Estados Unidos (en septiembre de 2014), conseguí buenos resultados y recuperé la confianza en mi cuerpo, lo que lanzó mi renacimiento. En menos de un año, pasé de casi nada al Top 100.»
Relativizar frente a las lesiones como solución de resiliencia mental
Ante la dificultad de estas lesiones, Millman prefirió relativizar y mantener una actitud positiva: «No ha sido fácil, pero, ya sabes, mucha gente, en la vida cotidiana, se enfrenta a problemas más complicados que los míos. Es muy importante tener un entorno que nos apoye en esos momentos. Con perspectiva, todo esto ha merecido la pena.»
Esta resiliencia le permitió alcanzar el puesto 33 en 2018, su mejor clasificación en la carrera, gracias en particular a unos cuartos de final en el US Open ese mismo año, tras una victoria de prestigio ante Roger Federer. A pesar de una carrera fuertemente perturbada por las lesiones, Millman logró sacar el máximo de su cuerpo, aunque se vio obligado a retirarse en el Open de Australia en 2024, después de haber llevado su organismo al límite.
La pasión por el tenis y la sed de victoria pueden ser un factor de motivación extremadamente poderoso, hasta el punto de dejar a veces la salud en segundo plano. Los jugadores se dedican a este deporte desde muy jóvenes, lo que a veces puede hacer que el fracaso sea aún más difícil de aceptar.
LESIÓN, DUDA Y RENACIMIENTO: EL REGRESO PROGRESIVO DE RYAN PENISTON
Las lesiones pueden surgir en cualquier momento de la temporada. Pueden interrumpir buenas dinámicas y luego sembrar la duda en la mente de un jugador. Tras la recuperación, nunca se sabe si se recuperará el nivel anterior.
Ryan Peniston, actual número 194 del mundo, contó para la Lawn Tennis Association, la Federación británica de tenis, su lesión de tobillo contraída en febrero de 2024 en Manama (entonces era el número 204), que le apartó de las pistas de tenis durante 3 meses.
«Tenía ganas de volver a jugar, fue un momento duro»
«Tenía dos ligamentos del tobillo rotos, así que era necesaria una operación. Evidentemente, tenía ganas de volver a jugar, de estar en la pista de tenis todo el tiempo, fue un momento duro. Primero estuvo la operación, luego la convalecencia de dos semanas. Después hubo que ir poco a poco: apoyar la pierna, recuperar amplitud de movimiento y luego volver poco a poco a la pista.
El médico fue realista, me dijo que tardaría 12 semanas. Miré el calendario y creo que la 13.ª semana correspondía a la fase previa de Roland Garros. Entonces, con mi entrenador, nos dijimos: ‘Apuntemos a eso, ¡por qué no!’. Fui al gimnasio durante una semana, después de no haber hecho nada durante dos semanas. Volver a moverse, trabajar un poco, es realmente bueno para el cuerpo. El objetivo era recuperar músculo, porque lo había perdido de tanto estar sentado sin hacer nada.»
La dificultad de recuperar el nivel previo a la lesión
En ese momento, Peniston logró su apuesta: el británico participó en la fase previa de Roland Garros, donde desgraciadamente cayó en primera ronda. Posteriormente, en los torneos sobre hierba del mes de junio en Gran Bretaña, periodo del año que le gusta especialmente, solo logró una victoria en cinco partidos disputados. Peor aún, tuvo que esperar hasta agosto para conseguir encadenar dos partidos ganados de forma consecutiva.
Hubo que esperar hasta noviembre para que Peniston encontrara por fin el verdadero camino de la victoria: un título en el Future de Heraklion antes de conquistar otro torneo de esta categoría en Monastir inmediatamente después. Si una lesión solo aparta a un jugador de las pistas de tenis durante un tiempo determinado, en realidad hace falta ser mucho más paciente para recuperar un nivel de juego similar al que se tenía antes de la lesión.
Además, los jugadores, durante su período de convalecencia, pierden posiciones en la clasificación, ya que no participan en ningún torneo. Durante este año 2024, Peniston descendió hasta el puesto 596 del mundo.
La seguridad del ranking protegido
Afortunadamente, los jugadores ausentes al menos 6 meses del circuito debido a una lesión se benefician de una seguridad. Gracias al ranking protegido, un sistema que permite a estos jugadores, a su regreso, inscribirse en torneos con una clasificación calculada sobre la media del ranking de los tres primeros meses posteriores a la lesión. De este modo, pueden volver a competir en el nivel en el que evolucionaban anteriormente. Sin embargo, las condiciones para activar este ranking protegido son estrictas y sus efectos limitados.
Para poder beneficiarse de él, hay que justificar una ausencia por lesión de al menos 6 meses. Este ranking protegido solo puede utilizarse para nueve torneos repartidos en un período máximo de nueve meses a partir del primer torneo disputado gracias a su uso.
DONALDSON, O CUANDO LAS LESIONES OBLIGAN A UN PRODIGIO A ABANDONARLO TODO
Desgraciadamente, hay lesiones de las que algunos nunca se recuperan. Jared Donaldson, número 48 del mundo con 22 años en 2018, tenía una brillante carrera por delante. El estadounidense participó en las Next Gen ATP Finals en 2017, junto a, entre otros, Alexander Zverev, Daniil Medvedev, Andrey Rublev o Karen Khachanov.
Pero dos operaciones de rodilla en 2019 y 2020 acabaron con las esperanzas depositadas en él: Donaldson disputó su último partido profesional en Miami en 2019 y no
volverá jamás. El cuartofinalista de Cincinnati en 2017 se matriculó en la Universidad en 2021 y dejó el tenis profesional atrás.
«Ya no era físicamente capaz»
Para el documental «Behind the Racquet», realizado por el exjugador Noah Rubin, habló de su lesión: «Estuve sufriendo constantemente durante casi tres años. Estaba tan desesperado por encontrar otra vía que pudiera resultar gratificante que la opción de retirarme y retomar los estudios fue casi un alivio. No fue difícil en el sentido de que siempre tuve la sensación de no haber tenido elección. No fue como si hubiera tenido que dejar mi carrera por falta de habilidades o de ganas.
Simplemente ya no era físicamente capaz.
Lo que realmente me marcó fue cuando entré en la universidad y tuve que pedir ayuda. Siempre había sido muy bueno. Tener que pedir ayuda fue una sensación extraña. Fue la parte más difícil de la transición, pero nunca lo viví realmente como algo triste. La vida no siempre transcurre como uno desea, y hay que adaptarse.
«Dejar el tenis profesional: un verdadero alivio»
Sinceramente, fue un alivio alejarme del tenis. Recuerdo que, justo antes de mi segunda operación, estaba al teléfono con alguien que, básicamente, me dijo que si no funcionaba, tenía que parar y retomar los estudios. Aquella conversación fue un alivio, porque yo ya empezaba a pensar en la rehabilitación y en todo lo que implicaba.
Me cuesta mucho imaginar mi vida anterior. Desde luego, no es mi primera opción tener 27 años y estar empezando mi último año de universidad. Sin embargo, siempre estaré infinitamente agradecido a la Universidad de Pensilvania. Me encantan los estudios. En el tenis, solo quería progresar un poco cada día.
Creo que en la vida, profesionalmente, simplemente hay que tener ganas de aprender cada vez más. No me gustaba el tenis. Me gustaba la competición y la búsqueda de algo realmente difícil. Eso es lo que echo de menos. Eso es lo que saqué del tenis y es lo que realmente me gusta.» declaró, en unas palabras recogidas por Tennis World USA en 2024.
ENTRE SUEÑOS FRÁGILES Y LUCHAS INVISIBLES
Desde Millman hasta Donaldson, pasando por Peniston, cada trayectoria de un tenista profesional es única y demuestra que de un día para otro todo puede cambiar, de manera positiva o negativa. La precariedad de los jugadores que compiten a un
nivel inferior sigue siendo un problema mayor que deben gestionar las instancias del tenis profesional.
Las lesiones, a menudo percibidas como simples avatares del deporte, adquieren una dimensión totalmente distinta en el tenis profesional. No se limitan a una parada temporal de la competición: debilitan el equilibrio psicológico, frenan las ambiciones deportivas y, sobre todo, ponen al desnudo la precariedad de un sistema en el que el éxito individual condiciona toda estabilidad financiera.
Entre pasión y sacrificio, el tenis sigue siendo un deporte de exigencia extrema, en el que la más mínima lesión puede ponerlo todo en cuestión, pero también revelar la fuerza interior de quienes se niegan a rendirse.
Si iniciativas como el programa Baseline de la ATP suponen un avance significativo hacia una mayor seguridad para los jugadores, no pueden borrar la realidad cotidiana de cientos de tenistas que, lejos de los focos, luchan por volver, seguir jugando y simplemente continuar creyendo en su sueño.
Calvario de las lesiones y falta de dinero: la doble pena de los tenistas lejos de las estrellas del Top 100 
El tenis, nuevo terreno de juego de Arabia Saudí 
La guerra de las equipaciones: cómo los contratos de ropa dominan el negocio del tenis 
El impacto de la guerra en el tenis en Ucrania: ayudas financieras, fundaciones, organismos y quebraderos de cabeza de todo tipo