Estrellas exhaustas pero omnipresentes, torneos cada vez más largos y exhibiciones convertidas en un negocio en sí mismo: el tenis revela sus contradicciones más profundas, entre espectáculo y supervivencia física.
Los ingresos de un tenista dependen únicamente de sus resultados deportivos. En caso de lesión, el día a día de quienes están lejos del Top 100 puede complicarse considerablemente.
Equipaciones, logos y colecciones personalizadas: las marcas invierten millones en los jugadores, transformando cada partido en un escaparate publicitario mundial.
Veinte años después de enfrentarse a los más grandes, David Nalbandian sentencia sin rodeos: Djokovic domina el tenis por los resultados, pero Federer y Nadal siguen siendo los iconos del público.