Djokovic abrumado por la emoción: "He puesto mi corazón, mi alma, mi cuerpo, mi familia, todo".
La emoción fue intensa para Novak Djokovic cuando, el domingo por la tarde, logró por fin el único gran título que le faltaba: una medalla de oro olímpica. El serbio cayó de rodillas sobre la tierra batida, temblando y llorando durante largos segundos, aliviado, liberándose por fin de la presión que había estado conteniendo desde el comienzo del torneo.
El número 2 del mundo hizo todo lo que estuvo en su mano para añadir la última pieza al gigantesco rompecabezas de su incomparable palmarés. Pero hasta el final temió que el Olimpo volviera a rechazarle. Un temor que ya no necesita.
Novak Djokovci: "Una batalla increíble. Sinceramente, cuando se le escapó el último golpe, fue el único momento en el que pensé que podía ganar el partido. No paraba de remontar y me pedía que jugara mi mejor tenis.
No sé qué decir. Todavía estoy en estado de shock. Puse mi corazón, mi alma, mi cuerpo, mi familia, todo en juego para ganar el oro olímpico a los 37 años".
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