Copa Davis 2010: cómo Djokovic cambió el destino de Serbia en un fin de semana

El 5 de diciembre de 2010, Serbia ganó su primera Copa Davis de la historia, en Belgrado, al vencer a Francia por 3-2. Pero lo que las cifras no cuentan es la intensidad emocional de ese fin de semana, encarnada por un Novak Djokovic trascendido, poseído por algo mucho más grande que el deporte.
Djokovic, entonces número 3 mundial, sabía que esta final iba mucho más allá de un trofeo. Serbia, una nación aún joven, salía de los años 90 traumatizada por la guerra y el aislamiento. Para él, no era solo un partido que ganar, sino un mensaje que enviar.
«Ese momento cambió mi vida. Lloré como un niño. No éramos jugadores, éramos soldados del amor de nuestro pueblo.»
«No jugaba por mí, sino por 10 millones de personas.»
La escena está grabada en todas las memorias serbias: el último punto de Troicki, Djokovic saltando a los brazos de sus compañeros y la multitud del Arena de Belgrado que estalla. El equipo serbio, liderado por Djokovic, Tipsarevic, Troicki y Zimonjic, derrotó al sólido equipo de Francia (Monfils, Simon, Llodra, Clément).
La victoria transformó a Djokovic. Unas semanas después, ganó el Abierto de Australia 2011. Y luego encadenó una de las temporadas más dominantes de la historia.
«Esa victoria me liberó. Me dio una fuerza que no sospechaba que tenía. Entendí que podía lograr cualquier cosa.»
Finalmente, se recuerda una de las escenas más míticas del récord de Grand Slam cuando cumplió su promesa afeitándose la cabeza frente a una multitud enloquecida.