«A ningún zurdo le gusta jugar entre las 11 y las 14 horas», los jugadores dan sus preferencias sobre los horarios de los partidos

El tenis es probablemente uno de los deportes que más adaptación requiere debido a la duración impredecible de los partidos. Un verdadero quebradero de cabeza para las organizaciones, la programación a menudo da lugar a críticas, ya sea por parte de los jugadores o de los aficionados al tenis.
Por ello, el diario L’Équipe ha recogido varios testimonios de jugadores que compiten en el circuito y que han respondido a esta problemática.
Humbert: «Por la mañana, sabes a qué hora juegas, te preparas y cuando terminas tu partido, tienes el día para hacer tus cuidados.»
Sabalenka: «Cuando el partido es rápido, me gusta jugar por la mañana. Así puedo disfrutar del resto de mi día y salir a pasear por la ciudad. Ir de compras.»
Garcia: «En Grand Slam, quieres jugar en primera rotación. Si juegas después de los chicos, es imposible de gestionar: pueden jugar entre dos y cinco horas. ¡Así que te calientas ocho veces! Cuando son dos jugadores sudamericanos, sabes que puede durar seis horas, ¡es una pesadilla! Tienes que estar allí temprano si va rápido y si no es así, esperas.»
Mannarino: «Necesitamos que nuestro cuerpo esté listo, así que si juegas por la mañana, significa que te levantas a las 6 de la mañana. A las 7, te calientas. Es un rollo y tienes la sensación de ir siempre con prisas porque el partido llega muy rápido. Mientras que cuando juegas a media tarde, tienes tiempo para levantarte tranquilo, preparar tu cuerpo, tu encordado...
Además, se supone que todas las pistas del circuito ATP están orientadas de la misma manera y un zurdo, entre las 11 y las 14 horas, tiene el sol de lleno en la cara. A ningún zurdo le gusta jugar a esa hora porque hay uno de los dos lados donde no se ve la pelota en el momento del saque. Después de las 14 horas, es más complicado para los diestros. Son detalles, pero tienen su importancia.
Sin embargo, también está el ambiente, que nunca es genial por la mañana. Cuando juegas primero o segundo partido, todo el mundo está más o menos comiendo. Tienes a uno con su bocadillo, otro con patatas fritas, hay ruido... Entre las 12 y las 14 horas, la gente no quiere ver tenis bajo un sol de justicia. Los partidos divertidos y los ambientes un poco locos son siempre a última hora de la tarde y por la noche.»