En vísperas de su primer partido sobre hierba, Paolini se sincera: "Acepta que las cosas nunca serán fáciles".

Hace poco menos de un mes, Jasmine Paolini realizó probablemente el torneo de su vida en Roland Garros. Irresistible, llegó hasta la final, donde se topó con una Swiatek inquebrantable (6-2, 6-1).

Ahora, número 7 del mundo, la italiana jugará en la superficie que menos le conviene, y con diferencia: la hierba. A modo de comparación, el año pasado no ganó ni un solo partido en esta superficie (aparte de los clasificatorios).

Muy sincera, explica: "Hay días en los que quiero llorar y otros en los que disfruto. Recuerdo muy bien algunas temporadas en hierba en las que lloraba todos los días, y los días en los que no lloraba, seguía estando muy triste.

Una de las cosas más importantes cuando llegas a esta superficie es aceptar que las cosas nunca serán fáciles".