Olimpiadas 2024 - Nadal, Serena y Mauresmo cierran una loca ceremonia inaugural en París
Rafael Nadal, Serena Williams y Amélie Mauresmo fueron algunos de los últimos portadores de la antorcha en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2024, celebrada el viernes en París. Fue una ceremonia grandiosa que rompió todos los códigos, y el resultado fue impresionante.
Una ceremonia que, por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, salió del estadio para celebrarse en la ciudad. El escenario fue el Sena, mientras las 205 delegaciones navegaban en barcas. Todo ello con un telón de fondo de "tableaux vivants" (bailarines, cantantes, músicos, intérpretes, etc.) que transmitían poderosos mensajes, en una mezcla de géneros hábilmente orquestada.
La propia lluvia, que cayó generosamente sobre la capital francesa, pareció añadir un toque de encanto. Este encanto alcanzó su punto culminante cuando un caballo metálico y su jinete plateado, con la bandera olímpica como capa -una aparición evanescente, tan misteriosa como hechizante, suspendida a todo galope en la noche parisina- recorrieron el Sena a lo largo de 6 kilómetros de este a oeste, comenzando en el Puente de Austerlitz y terminando en el Trocadero.
Fue allí donde Rafael Nadal recibió la antorcha de manos de Zinédine Zidane, al pie de la Torre Eiffel, que se iluminó como nunca mientras el español se escabullía discretamente hacia los muelles del Sena. Subió a un barco donde le esperaban Serena Williams, Carl Lewis (10 medallas olímpicas, 9 de ellas de oro) y Nadia Comaneci (9 medallas olímpicas, 5 de ellas de oro).
Unos minutos más tarde, el barco atracó en el Museo del Louvre, donde se entregó la llama a Amélie Mauresmo. A continuación, la ex número 1 del mundo condujo la llama olímpica al recinto del antiguo Palacio Real, donde se produjo el relevo entre leyendas del deporte y del olimpismo francés, que poco a poco se fue abriendo paso hasta el corazón de los Jardines de las Tullerías.
Tony Parker, Nantenin Keita y Alexis Hanquinquant (abanderados paralímpicos franceses, con 9 medallas, 3 de ellas de oro, respectivamente), Marie-Amélie Le Fur (atletismo, 4 medallas paralímpicas, 1 de ellas de oro), Michaël Guigou (balonmano, 4 medallas olímpicas, 3 de ellas de oro), Allison Pineau (balonmano, 2 medallas olímpicas, 1 de ellas de oro), Jean-François Lamour (esgrima, 5 medallas, 2 de ellas de oro).
A continuación, Felicia Ballanger (ciclismo en pista, 3 medallas, todas de oro), Florian Rousseau (ciclismo en pista, 4 medallas, 3 de ellas de oro), Émilie Le Pennec (gimnasia, 1 de oro), David Douillet (judo, 3 medallas, 2 de ellas de oro), Clarisse Agbégnénou (judo, 3 medallas, de ellas 2 de oro), Alain Bernard (natación, 4 medallas, de ellas 2 de oro), Laure Manaudou (natación, 3 medallas, de ellas 1 de oro), Renaud Lavillenie (salto con pértiga, 2 medallas, de ellas 1 de oro) y Laura Flessel (esgrima, 5 medallas, de ellas 2 de oro) ...
Y por último, Charles Coste, de 100 años, el campeón olímpico francés vivo de más edad (ciclismo en pista, Londres 1948), que cedió el testigo de encender el pebetero olímpico a Marie-José Perec (3 medallas, todas de oro) y Teddy Riner (5 medallas, 3 de oro). El pebetero se transformó en la cesta de un globo aerostático que se elevó hacia el cielo de París y permaneció allí durante toda la competición. Fue impresionante.