«El entrenamiento forma parte de mis vacaciones»: lo que hacen realmente los profesionales del tenis entre dos temporadas
Lo que los profesionales no dicen: la preparación secreta que marca la diferencia
Cada final de temporada, los discursos oficiales hablan de «descanso bien merecido», de «recuperación esencial» y de «regreso en familia».
Pero la realidad, en cambio, es mucho más contrastada. Alexander Zverev, por ejemplo, lo ha reconocido en varias ocasiones: solo se concede muy pocos días de descanso después de la temporada.
Para el alemán, el entrenamiento forma «parte de las vacaciones», un ritual necesario para conservar ritmo, potencia y sensaciones.
Este enfoque es opuesto al de otros jugadores, a menudo agotados por un calendario asfixiante, que, ellos, apuestan por una ruptura total, a veces de dos semanas completas, para reconstruir lo mental antes de reconstruir lo físico.
Una verdad: el cuerpo nunca miente
Los preparadores físicos, por su parte, son unánimes: un gran bloque de trabajo solo tiene valor si la recuperación se respeta estrictamente.
El volumen no sirve de nada sin sueño, sin relajación, sin regeneración hormonal.
Por el contrario, cortar demasiado tiempo conlleva consecuencias bien conocidas: pérdida de ritmo, disminución de la coordinación, sensaciones alteradas y declive de la memoria muscular.
Es este punto de equilibrio, casi imposible de calibrar, el que separa a los jugadores que arrancan fuerte en enero de aquellos que tardan un mes en recuperar sus referencias.
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